La vaginoplastia se suele realizar en mujeres que padecen un debilitamiento del soporte de los órganos pélvicos y un ensanchamiento de la vagina como consecuencia de haber tenido varios embarazos y partos. Además, la pérdida de firmeza del suelo pélvico también puede producir prolapso uterino (caída y desplazamiento de la vejiga), incontinencia urinaria, y unas relaciones sexuales de baja intensidad o menor frecuencia de los orgasmos.
Para corregir estos problemas se realiza una reducción de los músculos alrededor de la vagina, con lo que se mejora el tono muscular y la elasticidad. De esta forma se refuerza la pared posterior de la vagina, lo que mejora la continencia del piso del periné y se solucionan los trastornos asociados a esa dilatación excesiva.